November 24 /2025
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Una aproximación digital a la memoria oral del Casanare
Biomímesis del llano: del relato a la interfaz es un proyecto de investigación-creación que nace del deseo de escuchar, preservar y reinterpretar la memoria oral y los rituales del Casanare desde un lenguaje contemporáneo, un entorno digital interactivo construido. La obra parte del reconocimiento de que los relatos llaneros (sus mitos, cantos, figuras espirituales, ritos y memorias cotidianas) han sido históricamente transmitidos de generación en generación a través de la voz; y que esa voz, por más fuerte que sea, también puede apagarse si no encuentra un lugar donde resonar.
Este proyecto surge entonces como una búsqueda personal y colectiva. Una manera de regresar al territorio, invocarlo y reactivarlo desde la creación. Su intención no es “representar” el Llano de forma literal, ni reconstruir sus tradiciones como un documento, sino crear un archivo vivo, un espacio donde la memoria se transforma y encuentra nuevos caminos para existir.
Un puente donde lo ancestral y lo tecnológico dejan de ser opuestos y se convierten en extensiones uno del otro.
Por eso decidí trabajar con una interfaz que no fuera únicamente visual, sino sensible. El sonido, la iluminación o encontrar figuras extrañas o familiares dentro del paisaje digital eran parte esencial de esta experiencia. Elementos como animales flotando, objetos rituales suspendidos, destellos de luz y sombras cambiantes ayudaban a construir un ambiente onírico, abierto a la contemplación.
Este mundo digital es un territorio que no existe en lo real, pero tampoco es completamente ficticio. Es una traducción, un intento de escuchar los relatos y darles una nueva forma sin perder la esencia espiritual y simbólica que los sostiene.
Aunque este proyecto explora la memoria oral de Casanare desde lo colectivo, también fue un recorrido profundamente personal. Regresar a los relatos del Llano significó reencontrarme con mi hogar, con mi infancia, con las voces que escuché crecer, y también con la nostalgia de haber salido tan joven hacia la capital.
No se trataba de que la gente jugara “rápido”, sino de que se permitiera habitar unos minutos ese territorio suspendido. Algunos espectadores se acercaron con curiosidad, otros con cautela; pero todos, sin excepción, se detuvieron. Y ese gesto, detenerse, ya era parte del ritual del Llano.
Cada vez que avanzaba en el proceso (ya fuera escuchando cantos de vaquería, hablando con personas del territorio, investigando sobre el Yopo, o recorriendo archivos sobre mitos y leyendas locales) sentía que algo regresaba a mí. No como una repetición, sino como un recordatorio de que el territorio nunca te abandona; simplemente cambia de lugar dentro de tu memoria.
Este proceso consolidó la idea de que el archivo no es un objeto terminado, sino una práctica continua.
La realización de este proyecto no hubiera sido posible sin el apoyo de la Biblioteca, que desempeñó un papel fundamental tanto en lo logístico como en lo conceptual. La Biblioteca se convirtió en un aliado constante, un espacio de cuidado y acompañamiento que permitió que la obra no solo se exhibiera, sino que adquiriera profundidad.
Desde el inicio del proceso, el equipo de la Biblioteca mostró una disposición genuina para escuchar las necesidades técnicas y conceptuales del proyecto. Hubo una actitud de apoyo, paciencia y solidaridad que permitió sostener las dificultades del proceso creativo, especialmente en un proyecto complejo que mezcla arte, tecnología y memoria. La Biblioteca entendió lo que significaba para mí traer el Casanare a este espacio universitario, y se tomó el tiempo de asegurar que cada aspecto funcionara de la mejor manera posible.
La Biblioteca acompañó y fortaleció ese gesto. No solo prestó un espacio: reconoció la importancia de preservar la memoria cultural del país desde las artes, desde lo sensorial, desde lo experimental.
Por eso, este proyecto no le pertenece únicamente al Llano: también le pertenece al lugar que lo hospedó, a las manos que ofrecieron apoyo, y a cada persona que entró, exploró y permitió que la memoria siguiera su curso.
Nikol Sofía Hernández - Estudiante de octavo semestre
- Una aproximación digital a la memoria oral del Casanare
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